jueves, 22 de diciembre de 2011
Cambios en el trabajo de los profesores
miércoles, 21 de diciembre de 2011
El Profesorado ante la diversidad y con los recortes
domingo, 11 de diciembre de 2011
Educación para la diversidad
IV Algo hemos hecho, hagamos más
Con la Ley de Enseñanza Primaria, 1945-70, los niños y las niñas iban a la escuela obligatoria hasta los 10 años y alguno más, la Ley General de Educación, 1970, amplió la obligatoriedad hasta los catorce años, bajo una pretendida homogeneización de alumnos en el mismo curso y en la misma aula. La LOGSE actual, amplía la enseñanza obligatoria hasta los 16, pero necesariamente con un tratamiento de la diversidad, que hay que desarrollar.
Hoy cuando hablamos de fracaso escolar, tenemos que pensar en que ahora todos los alumnos están en la escuela, pero antes no y no se contaban como fracaso. Evidentemente no podemos contentarnos con que todos estén escolarizados, la obligatoriedad significa que todos tienen que tener éxito, que todos tienen que obtener el título de su escolarización. Pero los alumnos no son sólo ni exclusivamente los únicos culpables del fracaso escolar.
Del fracaso escolar también son responsables el sistema educativo, la organización escolar, los curriculum, la formación inicial del profesorado, la formación permanente del profesorado, la escasa valorización social de la educación, los vaivenes interesados de las opciones políticas, el abandono las funciones educativas de las familias en la responsabilidad de los centros educativos, el papel no educativo o incluso pernicioso de alguno medios de comunicación.... y también la concepción de que la diversidad es algo perjudicial que dificulta que frena a muchos y, que impide que todos tengan éxito.
Pero la escuela, y el sistema educativo, por sí solos no pueden encontrar las respuestas satisfactorias, es necesario que desde todos los ámbitos, desde las organizaciones y entidades, desde las actitudes sociales y desde el sistema de creencias, se observe la diversidad como algo objetivo de la persona, no como algo desviado, que necesita un tratamiento especializado y que es necesario integrar en una “normalidad”, inexistente y artificial.
Una sociedad con un sentido ético de lo humano, una sociedad democrática que combata la desigualdad y que estimule la vida en común de quienes son distintos y desiguales, de todos; sin exclusiones y sin privilegios.
Educación para la diversidad
III Algo hemos ido aprendiendo, aprendamos ahora
Hasta hace no muchos años en nuestro país, los niños iban a una escuela y las niñas a otra, un buen día, (bueno para la mayoría, no para todos) se decidió que los niños y las niñas fueran a la misma escuela. Las niñas no perdieron nada de su feminidad, aunque jugaran al fútbol, y los niños nada de su masculinidad, aunque se orientaran al baile o al teatro. La escuela fue la que tuvo que adaptarse a los nuevos usuarios.
Hace cuarenta años para encontrar a un niño negro, para un anuncio o una película, había que ir cerca de las bases americanas, hoy están en todas partes, en la escuela también, nuevos usuarios.
En los años sesenta, de la emigración, pocos niños españoles iban a las escuelas en Suiza, Alemania, Francia, hoy en las escuelas españolas, hay chinos, senegaleses, magrebies, rumanos, niñas de ocho años que hablan inglés, tagalo y chino y ni una palabra de castellano; los niños gallegos, vascos y catalanes, hablan su lengua, el castellano, el inglés y el francés. Los gitanos, los magrebíes, los chinos, los senegaleses con su cultura y su lengua en una escuela de todos, nuevos usuarios.
Hace 25 años, niños y niñas que no podían escribir ni hablar llegaron a la escuela, ¡el lápiz, las repuestas!, otros no ven, ¡el encerado, el libro!, otros no oyen o no se entiende lo que hablan, ¡la explicación, las preguntas!, nuevos usuarios; algunos, hoy, han terminado sus estudios en la universidad, otras tienen un empleo y otros no han tenido todas las oportunidades o poca suerte.