En
el último trimestre del curso pasado, más que ruido ya emergían brotes rojos
que iban saliendo del volcán en ya casi fase de erupción.
Sandra Moneo, Secretaria Sectorial de
Educación e Igualdad del PP, que ya en
el Foro de a Educación del PP en octubre de 2011, había afirmado: “Es evidente
que algo falla en el sistema educativo español. Estamos destinando importantes
recursos a un sistema fallido. Un sistema que desterró de las aulas la cultura
del esfuerzo, el respeto por el profesorado y la búsqueda de la excelencia. Si los españoles nos dan su confianza en las
próximas elecciones, el PP asume como compromiso
la mejora del sistema educativo español y convertirlo en uno de los mejores del
mundo", en mayo de 2012, sentencia: “la reforma del gobierno
mejorará la calidad del sistema y se hará con el diálogo y el consenso. Los
ajustes en educación no mermarán la calidad de la enseñanza sino que la reforma
permitirá una gestión más eficiente
del gasto. Invertimos en un modelo
totalmente fracasado, por eso hay que cambiarlo. Reforma importante y contundente que se alejará del sistema rígido actual que equilibra por los
niveles más bajos”.
Pero estas declaraciones e intenciones
se acompañaban de hechos y así el 2 de junio, el Real Decreto 881 de 1 de junio
modifica la implantación de 4º de la
ESO y los nuevos Programas de Cualificación Profesional
Inicial, queda “diferida” su implantación hasta que sea abolida por la futura
Ley de Mejora de la Calidad
de la Educación. Se
aducen las razones de inseguridad jurídica e inestabilidad académica ante los
cambios que se van a producir en la
ESO ; que las medidas eran
“ineficaces” para reducir el abandono escolar temprano e “insuficientes”
ya que la diversificación tenía que producirse antes y no al final de la ESO y en tercer lugar, porque
las inversiones previstas conllevarían un coste económico elevado que las
Comunidades Autónomas no podrían soportar en el actual contesto económico y
presupuestario.
En Junio el Ministro Wert visita el
CEIP Miguel de Cervantes, de Valladolid y allí afirma “un país vale lo que sus
maestros y profesores” y agradeció su “actitud de compromiso y de sacrificio”.
No visitó un aula donde el profesor llevaba una camiseta de la marea verde,
pero sí apeló a la colaboración de todos ante los recortes desde la honradez de planteamientos y siendo consecuentes de los
límites a que obliga la situación económica.
FAES trabaja en verano y allí el Ministro Wert dijo en el mes de julio sobre la reforma que
presentará en septiembre: "tal vez no es la más urgente y tal vez no es
percibida incluso como la más importante, pero es la que va a tener efectos más
determinantes sobre lo que será este país dentro de 10, 15 y 20 años".
"Es posible que alguien titule en ESO arrastrando entre doce y trece
asignaturas de los cuatro cursos y, a pesar de eso, hay más de un veinte por
ciento de alumnos que no llegan a titular", "toda reforma tiene que
ser extremadamente respetuosa con la igualdad de oportunidades de los
ciudadanos para permitir a todos acceder a una educación de calidad", “la
ley está abierta a todos y está anclada en principios alejados a cualquier idea
de extremismo ideológico”
Dice
el prolijo escritor de ideas, Juan Manuel Prada: “se sabe que la misión de
toda ideología que se precie consiste en
negar la realidad y la evidencia”, se refiere, entiendo, a los que no profesan
la suya. Otro, José María Marco, desde el periódico La Razón: “se ha producido
una saturación ideológica que ha convertido la enseñanza en un instrumento al
servicio de un proyecto político de igualitarismo social…. el proyecto de
reforma no pretende restaurar nada ni aspira a imponer ninguna alternativa
ideológica”
Lo
importante es lo ideológico, aunque el mensaje sea pobre y poco creíble pero
que se sazona con una guerra y saturación de palabras-promesa: calidad, mejora,
excelencia, mérito que producen un efecto de anestesia, en unos casos, y de
hartazgo en muchos; sobre todo en tiempos de
crisis de todo. Lo ideológico es contra los otros, buscando la adhesión
de los míos y la llamada a los indecisos. Lo importante de lo ideológico, planteado
así, es que permite hacer lo contrario de lo que se dice.
Primero
el ruido, después lo ideológico, luego un teatro de consenso y al poco tiempo,
todo contrarreloj, pero en todo momento
sin olvidarse de los recortes.