La educación es responsabilidad de todos, primero los padres, después los profesores y al mismo tiempo todos. Una educación para todos y entre todos, es la mayor responsabilidad social. El Estado es el garante de esa responsabilidad, es su OBLIGACIÓN.

domingo, 30 de septiembre de 2012

Un curso escolar con prisma de riesgo por las nubes


En el último trimestre del curso pasado, más que ruido ya emergían brotes rojos que iban saliendo del volcán en ya casi fase de erupción.
Sandra Moneo, Secretaria Sectorial de Educación e Igualdad del PP,  que ya en el Foro de a Educación del PP en octubre de 2011, había afirmado: “Es evidente que algo falla en el sistema educativo español. Estamos destinando importantes recursos a un sistema fallido. Un sistema que desterró de las aulas la cultura del esfuerzo, el respeto por el profesorado y la búsqueda de la excelencia.  Si los españoles nos dan su confianza en las próximas elecciones, el PP asume como compromiso la mejora del sistema educativo español y convertirlo en uno de los mejores del mundo", en mayo de 2012, sentencia: “la reforma del gobierno mejorará la calidad del sistema y se hará con el diálogo y el consenso. Los ajustes en educación no mermarán la calidad de la enseñanza sino que la reforma permitirá una gestión más eficiente del gasto.  Invertimos en un modelo totalmente fracasado, por eso hay que cambiarlo. Reforma importante y contundente que se alejará del sistema rígido actual que equilibra por los niveles más bajos”.
Pero estas declaraciones e intenciones se acompañaban de hechos y así el 2 de junio, el Real Decreto 881 de 1 de junio modifica la implantación de 4º de la ESO y los nuevos Programas de Cualificación Profesional Inicial, queda “diferida” su implantación hasta que sea abolida por la futura Ley de Mejora de la Calidad de la Educación. Se aducen las razones de inseguridad jurídica e inestabilidad académica ante los cambios que se van a producir en la ESO; que las medidas eran  “ineficaces” para reducir el abandono escolar temprano e “insuficientes” ya que la diversificación tenía que producirse antes y no al final de la ESO y en tercer lugar, porque las inversiones previstas conllevarían un coste económico elevado que las Comunidades Autónomas no podrían soportar en el actual contesto económico y presupuestario.
En Junio el Ministro Wert visita el CEIP Miguel de Cervantes, de Valladolid y allí afirma “un país vale lo que sus maestros y profesores” y agradeció su “actitud de compromiso y de sacrificio”. No visitó un aula donde el profesor llevaba una camiseta de la marea verde, pero sí apeló a la colaboración de todos ante los recortes desde la honradez de planteamientos y siendo consecuentes de los límites a que obliga la situación económica.
FAES trabaja en verano y  allí el Ministro Wert  dijo en el mes de julio sobre la reforma que presentará en septiembre: "tal vez no es la más urgente y tal vez no es percibida incluso como la más importante, pero es la que va a tener efectos más determinantes sobre lo que será este país dentro de 10, 15 y 20 años". "Es posible que alguien titule en ESO arrastrando entre doce y trece asignaturas de los cuatro cursos y, a pesar de eso, hay más de un veinte por ciento de alumnos que no llegan a titular", "toda reforma tiene que ser extremadamente respetuosa con la igualdad de oportunidades de los ciudadanos para permitir a todos acceder a una educación de calidad", “la ley está abierta a todos y está anclada en principios alejados a cualquier idea de extremismo ideológico” 
Dice el prolijo escritor de ideas, Juan Manuel Prada: “se sabe que la misión de toda  ideología que se precie consiste en negar la realidad y la evidencia”, se refiere, entiendo, a los que no profesan la suya. Otro, José María Marco, desde el periódico La Razón: “se ha producido una saturación ideológica que ha convertido la enseñanza en un instrumento al servicio de un proyecto político de igualitarismo social…. el proyecto de reforma no pretende restaurar nada ni aspira a imponer ninguna alternativa ideológica”
Lo importante es lo ideológico, aunque el mensaje sea pobre y poco creíble pero que se sazona con una guerra y saturación de palabras-promesa: calidad, mejora, excelencia, mérito que producen un efecto de anestesia, en unos casos, y de hartazgo en muchos; sobre todo en tiempos de  crisis de todo. Lo ideológico es contra los otros, buscando la adhesión de los míos y la llamada a los indecisos. Lo importante de lo ideológico, planteado así, es que permite hacer lo contrario de lo que se dice.
          Primero el ruido, después lo ideológico, luego un teatro de consenso y al poco tiempo, todo contrarreloj,  pero en todo momento sin olvidarse de los recortes.