La educación es responsabilidad de todos, primero los padres, después los profesores y al mismo tiempo todos. Una educación para todos y entre todos, es la mayor responsabilidad social. El Estado es el garante de esa responsabilidad, es su OBLIGACIÓN.

sábado, 16 de mayo de 2015

La evaluación social de la educación

En estos momentos de crisis económica con repercusión social, de propuestas de cambio o involución, de proposiciones para la regeneración democrática, de la digitalización y de la globalización, de la eclosión de las redes sociales, hay que mirar a la educación, sobre todo a la educación.
La educación es una obligación de los Estados, pero no una obligación en abstracto sino para proteger, respetar y hacer efectivo el derecho a la educación.
La educación es un derecho que emana de los Derechos Humanos. Esto es doctrina de la UNESCO. ¿La OCDE quiere sustituir a la UNESCO? ¿Educación para el empleo, y ya está?
PISA es un instrumento que evalúa determinadas competencias a los 15 años de edad de los alumnos, pero sus resultados dan una imagen incompleta de las competencias de los jóvenes, imagen todavía más distorsionada la que dan los medios de comunicación en nuestro país en sus titulares, como si se tratase de una catástrofe de las que salen en los telediarios.
Si tiene un valor PISA es que los expertos y profesionales de la educación hagan las lecturas pertinentes y presenten una lectura objetiva de los datos muy estudiados que ayuden a tomar decisiones acertadas a los responsables que administran la educación, pero tampoco para crear titulares ni para que cada Comunidad Autónoma, resalte aquello en lo que puede destacar y oculte lo que no le interesa. También lo hace el Ministerio, adjudicándose logros vinculados a la LOMCE y desoyendo al mismo tiempo las recomendaciones de la OCDE.
 Pero PISA no es suficiente, aunque algunos partidos y gobiernos, la utilicen como dogma o norma, de lo que les interese, para corregir unos datos que desconocen y que no se han preocupado ni de buscar ni investigar.
La investigación se centra en la calidad de la enseñanza y el aprendizaje en relación con logro académico. No está todavía claro lo que el enfoque de evaluación escolar deba de estar también en relación con los resultados sociales.
 Hay una amplia gama de las competencias y habilidades, incluyendo las actitudes, creencias y comportamientos, que son parte de lo que los estudiantes aprenden, a veces con poco tiempo y dedicación, y en lo que las escuelas se esfuerzan y que son un gran valor para la sociedad e incluso para el mercado de trabajo.
 ¿Es posible medir los resultados en el área de socialización, las competencias sociales y la ciudadanía en relación con el trabajo de las escuelas? Parece que todavía no.
Aunque no está claro cuál es el enfoque de la evaluación social, si parece que para la evaluación de la eficacia de la escuela tendría que estar en relación con los resultados sociales de la educación.
La atención a la evaluación social ha venido creciendo a lo largo de la contribución de la educación a la esfera social de la vida, además de su valor para el mercado de trabajo y la economía (OCDE 2007, 2010), aunque predomina el logro académico en la investigación sobre la eficacia de las escuelas.
Es creciente el interés por comprobar, por ajustar e incluso por recortar, en nuestro caso, lo que se gasta en educación. La OCDE recomendó al Gobierno español, que no recortara en educación.
Pero recortar en educación es muy fácil, aunque los resultados de los recortes sean devastadores y se necesiten generaciones en recuperar lo que se ha cercenado.
La educación tiene que rendir cuentas, evidente ¿y los que administran la educación? Un alcalde puede prevaricar por no justificar 600€, pero un Ministro iluminado que desmonta todo lo que hay, que acusa a los profesores, que desprecia a la Universidad, que es un enterado que nos guía hacia el desastre o un Director General que arrasa con toda la formación del profesorado, ¿no tienen responsabilidades, no se le puede imputar por las decisiones erróneas que han tomado? Se le busca un puesto incluso mejor remunerado y en el mejor de los casos, y ni siquiera, no se vota al partido que lo ha colocado. ¿Pero quien repara todo lo destruido, y lo mal construido y lo que ya no pudo tener arreglo?
Estaría bien, todos debemos rendir cuentas, pero podríamos pensar y exigirnos cuentas: ¿Cuánto cuestan las repeticiones? ¿Cual es la repercusión social y económica del abandono escolar? ¿Cuál es el coste de una orientación escolar no acertada? ¿Cuánto supone una Formación Profesional sin salida? La decisión es ver cómo invertir para mejorar para ahorrar en todo eso que se pierde, o para recortar más para que todavía sigamos perdiendo más.
Hoy, no se trata de que todos los alumnos estén escolarizados; los enfermos van o están en el hospital para ser curados; los alumnos van a los centros educativos para tener éxito; tienen derecho al éxito.
La educación es responsabilidad del Estado, no de los gobiernos, no de los partidos políticos, no de los docentes, no de los padres, no del mundo cultural, no del entramado empresarial, no de la creatividad, no de la investigación; SI de todos, de toda la sociedad civil, en sus organizaciones, en sus grupos y como individuos.
Un país es libre, democrático, culto, rico y educado; si todos los ciudadanos lo son.
Todos somos responsables; lo intentaremos proponer en el foro de las XXV Jornadas del Fórum Europeo de Administradores de la Educación que se celebra en Madrid los días 2 y 3 de octubre.


La información en www.25jornadasfeae.com