En SIMO 2015, el 30 de octubre
Jari Lavonen, director de la Facultad de Educación de la Universidad de
Helsinki desarrolló la conferencia El
profesionalismo de los docentes finlandeses se construye a través de la
investigación basada en la formación del profesorado y el apoyo de la escuela.
Cuando se habla de la educación
en Finlandia se producen distintas actitudes: unos profesores aprovechan para
innovar en su trabajo, lo cual no significa copiar lo que se hace en Finlandia
sino unir cosas a su práctica para encontrar soluciones innovadoras; otros
dicen que ya están hartos de Finlandia, que les gustaría a los finlandeses ver
cómo trabajarían con 30 alumnos de los cuales la mitad no quieren estudiar;
otros afirman que en España hay muchas Finlandias porque hay profesores y
centros que no tienen nada que envidiar a Finlandia; y algunos opinadores en
las tertulias, dicen que les parece muy bien lo de Finlandia pero que en
Finlandia hace mucho frío y hay `poca luz, y que aquí estamos mejor.
Algunos datos: el Gobierno y las
Universidades fijan el número de estudiantes que se van a formar para ser
profesores. Los estudios en la Universidad son gratuitos. Para ser profesor hay
que estudiar 5 años. Se eligen a los mejores de los mejores. Los aspirantes a
Secundaria, tienen que estudiar su asignatura, pedagogía, e investigación; tienen que superar tres pruebas
finales hasta el doctorado, con lo que se garantiza su papel activo en la
investigación y su formación continua. Todos los centros son públicos. Los
centros eligen a los mejores profesores y los Ayuntamientos los contratan.
En los centros se vive un
ambiente educativo creativo, todos los profesores son brillantes para generar
ideas, y la diversidad de profesores,
Pandura, genera apoyo mutuo y autoeficiencia. Hasta en seis situaciones
distintas se pueden encontrar los profesores. Todos son líderes pero los
mejores expertos son los que generan e involucran en la transformación.
En el centro, los profesores han
de desarrollar su pensamiento creativo y crítico, por lo que han de disponer de
espacio y tiempo para ello. También tiene que haber espacio y tiempo para la
comunicación, para hacerse muchas preguntas, para colaborar en la búsqueda de
respuestas. Es importante profundizar en los conceptos, pero tanto, el dotarse
de herramientas para desarrollarlos. El contexto es importante, el personal, el
social e incluso el laboral. La aptitud es definitoria, el profesor tiene que
entusiasmarse con lo que hace. El profesor ha de confiar en sí mismo, dotarse
de autosuficiencia.
El curriculum se revisa cada diez
años y participan en la revisión y cambios, no solo los expertos en educación,
los profesores o el Ministerio sino todas las organizaciones y entidades
sociales y profesionales.
No hay inspectores, hay un
control del trabajo y de los resultados por parte de la comunidad educativa y
del Ayuntamiento.
Preguntaron al profesor Lavonen
que le recomendaría al Presidente del Gobierno de España, contestó que no
cambiara tanto las leyes porque no da tiempo a que los cambios lleguen a los centros, y que
los Ministros sepan de educación y no
quieran dejar su huella; que invirtiera
mucho, mucho, en la formación del profesorado y que pudieran disponer de
espacio y tiempo para compartir y colaborar de forma creativa en la vida del
centro. A la pregunta sobre si la religión estaba en el curriculum, respondió
que estaba la educación cívica, valores y religiones, pero cada religión, luterana,
cristiana, musulmana…. tenía sus espacios propios, pero no en el centro
educativo.
Sí nos miramos al ombligo, el
Presidente del Gobierno, en su laudatorio de balance de esta legislatura
mencionó como uno de sus éxitos la aprobación de la LOMCE, una ley rechazada
por el resto de los partidos políticos, por los profesores y por la mayoría de la sociedad; la gestionó el
Ministro peor valorado y por ello fue compensado con un puesto muy valorado,
reconocido y mejor pagado. Un Ministro con una ley a medida para determinados grupos e ideología, que impuso
los recortes en educación, que intentaba convencernos de que con más alumnos
por aula se conseguían mejores resultados ,y que con menos dinero más eficiencia.
La educación no es la primera prioridad
y eso queda demostrado en la dificultad
de armonizar un pacto social por la educación; una sociedad que no considera que la educación es un tesoro para el desarrollo
personal, social e incluso laboral; para
el orden democrático, para la economía del país y para el bienestar de toda la
sociedad, esta no es una sociedad, culta, democrática y equitativa; también hay dificultades para lograr un pacto
político por la educación; la educación la someten a la ideología, a sus
planteamientos políticos, a la conquista de su dominio y poder; el poder del
voto; con el voto se puede hacer lo que
se quiera con la educación, como si la
educación no fuera cuestión de Estado, de todos.
El Ministro Wert dejó la
aplicación de la LOMCE como si desertara, el Ministro que le sustituye dice que
no sabe de educación pero que estudiará por las noches.
En cuanto a la formación del
profesorado, la formación inicial no ha mejorado o no lo suficiente, tanto en
primaria pero sobre todo en secundaria; la formación permanente en esta
legislatura ha casi desaparecido; Rubalcaba, que sí sabía de educación, y que
ha vuelto a dar clase en la Universidad, ha reconocido que no habían acertado
en la formación del profesorado; otros ni lo han intentado ni se les espera. En los centros educativos, los
profesores no tienen tiempo para analizar, compartir, innovar y plantear soluciones a los problemas que
requieren soluciones compartidas.
Vienen las elecciones generales;
una oportunidad para que los partidos políticos planteen, de verdad, la
prioridad y mejora de la educación; los ciudadanos también tenemos la
oportunidad de elegir y de vigilar que se cumplan las promesas; pero también
tenemos, cada vez, más la responsabilidad de que cuenten con nosotros para la
educación, no que nos cuenten, ni que nos cuenten milongas o mentiras.