La educación es responsabilidad de todos, primero los padres, después los profesores y al mismo tiempo todos. Una educación para todos y entre todos, es la mayor responsabilidad social. El Estado es el garante de esa responsabilidad, es su OBLIGACIÓN.

domingo, 6 de abril de 2014

El sistema educativo español está anclado en la era industrial


            Esta afirmación es de Richard Gever, autor de “Crear hoy la escuela de mañana”, director de la Grange  Primary School, uno de los peores centros de Gran Bretaña convertido en el mejor,  y asesor de educación de Tony Blair.

Cuando Bill Gates afirmó que los institutos de New York estaban obsoletos, no se refería a su estado de conservación sino a su organización.

Hace unos años el Administrador de Educación de Miami, al tomar posesión y conocer los resultados de los institutos, lo primero que hizo fue cesar a  todos los directores.

Nosotros hemos reiterado que el curriculum no es lo importante porque ya viene marcado por  las exigencias de las necesidades en la vida diaria, que lo importante es la organización y hemos afirmado que hoy, los profesores del siglo XX enseñan contenidos del siglo XlX,  con una organización del siglo XlX a alumnos del siglo XXI.

La primera ola de la organización fue la agrícola y Henry Ford (1863-1947) al ver una máquina estacionaria trabajando en el campo se enamoró del motor y se hizo maquinista. Inventó el cuadriciculo y más  tarde creó el Ford T, el coche más barato y más vendido “Cualquiera puede comprar un coche de cualquier color pero tiene que ser Ford y negro como éste”. Ford desarrolló la segunda ola, la industrial. La era industrial se caracterizó por la organización verticalizada y lineal, el  trabajo en cadena, la reducción de los costes de la formación, las  cintas de ensamblaje, las cadenas de producción modernas para la producción en masa, la disciplina absoluta, la rapidez de cada acción de la cadena,  el éxito que dependía de las condiciones personales  de unos pocos que los jefes mantenían en estándares para poder participar de los beneficios

La organización de la era industrial se extendió por todo  tipo de organizaciones  y también llegó a la educación: se impuso la estandarización para todo y para todos; la homogeneización era la realidad y el objetivo; la organización era burocrática, orientada a sí misma, sin tener en cuenta a los alumnos; la escuela era graduada por edades y por niveles; los pupitres, más para estar quietos que para trabajar, como denunciaban Dewey en 1900 en Nueva York y María Montessori en 1926 en Barcelona; las mesas y sillas ordenadas por filas y columnas; la toma de decisiones era autocrática, la tomaban las autoridades, los directores; los profesores y los alumnos tenían que  dar conformidad y acatamiento; la comunicación era vertical y unidireccional; las estructuras eran compartimentos independientes y partes de la organización; el conocimiento estaba seccionado en asignaturas, un conocimiento clásico, al margen de las experiencias; los planes eran fijos y por ello se quedaban obsoletos, pero permanecían; el director era el “rey” en el centro educativo y el profesor en el aula;  el conocimiento de la realidad, de lo que pasaba, en el centro y en la educación e incluso en el aula, era centralizado y de difícil acceso.

La característica de la era industrial y su organización para la educación era la homogeneidad: pupitres iguales para todos, todos en el mismo espacio, todos hacen lo mismo y en el mismo tiempo, todos ejecutan la misma tarea, todos se someten a la misma evaluación, todos promocionan de la misma manera, todos tienen las mismas asignaturas, todos están agrupados por curso y  aula, todos tienen el mismo curriculum cerrado.

Todos los profesores enseñan,  y los alumnos, unos aprenden y otros no.

Se va a la escuela para conseguir un trabajo como empleado en una empresa o un empleo en la Administración; el profesor transmite información; los alumnos repiten o reproducen; el aprendizaje es simple, de respuesta rápida y para la circunstancia en la que se propone; la respuesta es unidireccional del alumno al profesor; lo importante es lo académico y el producto es académico.

La República y la Institución Libre de Enseñanza parecían vientos de progreso, pero el túnel de la Guerra Civil y su prolongación, producen una caída libre.

La Ley General de Educación y Financiamiento de la Reforma Educativa de 1970 “…..que los problemas educativos que tiene planteados nuestro país, requieren un reforma amplia, profunda, previsora  de las necesidades nuevas y no medidas tangenciales y apresuradas con aspecto de remedio de urgencia”

Pese a las leyes posteriores, estamos más o menos anclados, y la situación puede  ser la pensada por Tonucci